Si el sueño de la razón produce monstruos, como afirmó Goya en uno de sus grabados, sin duda el trabajo de John Kenn Mortensen puede considerarse un amplio muestrario de los temores y fobias que le atormentaban en su niñez, cuando la razón sedada por el cansancio daba paso a pesadillas de las cuales tiempo después tomó su inspiración para plasmarlas dentro de su obra.
Podríamos decir que lo más aterrador de su obra es la dualidad entre cierta ingenuidad de sus personajes, quienes pocas veces son conscientes del peligro que les acecha, y la horrible presencia de monstruos, brujas y demonios que parecen siempre estar a punto de cobrar una nueva víctima.
El trabajo de Mortensen suele alimentarse del folklor de su país y, a través de un trazo exacto y detallado, nos abre la puerta a un universo poblado por horribles criaturas, siempre cercanas, cuya presencia intuimos pero que suelen estar siempre situadas en un punto ciego de nuestra propia psique.
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